Jorge Soto, de amplia trayectoria como marroquinero, obtuvo el primer puesto en el Encuentro Nacional de Artesanos que se desarrolló en Colón, Entre Ríos y se quedó, además, con el primer premio del Fondo Nacional de las Artes.

El marroquinero, Jorge Soto, que representa a Villa Gesell en distintas competencias nacionales e internacionales recibió el primer premio en el Encuentro Nacional de Artesanos en Colón, Entre Ríos, donde obtuvo la Rueca de Plata. Se trata del máximo reconocimiento que otorga este encuentro. Esta distinción le permite participar por el premio “Rueca de Oro” que se otorga cada cuatro años.

Además, por la presentación de sus artesanías, obtuvo el primer premio en el Fondo Nacional de las Artes y fue distinguido en la Feria Internacional de Córdoba y en La Rural de Capital Federal.

Jorge Soto, explicó que fue convocado por el jefe municipal, Gustavo Barrera, para representar “no sólo a Villa Gesell sino a los artesanos de la ciudad y esta es una de las mayores alegrías que estoy viviendo”, indicó.

Además, explicó que su especialidad es trabajar el cuero repujado, que se trata de una técnica “milenaria donde se corta y trabaja el cuero con cinceles dándole forma, color y volúmenes”.

Jorge Soto es un artesano destacado en Villa Gesell.
Trabaja en cuero y cincelado en metal. Es otra #HistoriaDeVida más que queremos que conozcas.
Jorge es un experto artesano en cuero y se destaca por la técnica que emplea en cada una de sus piezas «repujado en cuero”.

El Artesano considera que pertenece a una generación «bisagra»por el hecho que en la década del sesenta,los parámetros de la sociedad cambiaron, por entonces a mediados de la década, el arte comenzaba a incursionar distintos estilos, se convertía en un estilo de vida,quizás abstracto dice Jorge.

Cuenta que su primer incentivo con la artesanía fue cuando en épocas del Di tella y galería del Este conoce al grupo (los pica cobre) que trabajaban metales. Además tiene la cocarda de ser el precursor de la primer movida de manteros en plaza San Martín en Buenos Aires, estos encuentros se daban los fines de semana y la informalidad y libertad de exponer y vender sobre mantas le llevaron a expresar a Jorge “Nos sentíamos dioses, porque no existían las ferias”.

En 1965 Soto viaja a instalarse en Brasil donde conecta con artesanos que manejan diferentes técnicas y nutre su conocimiento e intercambio cultural.

A su regreso, luego de un año, encuentra muy instalado los grupos multidisciplinarios de arte que por esos tiempos integraban jóvenes, recuerda que eran integrantes del CIRCO así se hacían llamar. Todos se conocían Moris, Lito Nebia, eran algunos de sus integrantes.

Ya reestablecido Jorge empieza a trabajar el cuero, investiga técnicas de antaño y va al rescate de técnicas milenarias como el REPUJADO (dibujo que se trabaja en desniveles en dos dimensiones,Jorge le agrega MOVIMIENTO) se cree que el origen del repujado puede ser celta.