jueves , 28 marzo 2024
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Una campaña de la Fundación Cethus estudió la presencia de ballenas frente a Miramar

La aparición cada vez más frecuente de ballenas francas australes en las costas de Miramar motivó en la primera quincena de octubre una campaña de investigación de la Fundación Cethus.

«Argentina ya es reconocida en todo el mundo como un país que defiende la vida de las ballenas», dijo Jimena Belgrano, responsable del Proyecto Ballena Franca, que desarrolla la fundación argentina dedicada a la conservación de los cetáceos que viven en nuestros mares.

IMG_4645Los habitantes de Miramar, encantados con la visita de los gigantes marinos, abrazan la investigación con entusiasmo. Cada vez se escuchan más frases como «¿viste las ballenas ayer a la tarde?» y se muestran en el celular fotos y vídeos de las ballenas. En el plano institucional, la Municipalidad firmó con la Fundación Cethus un convenio para facilitar su tarea en la ciudad. El acuerdo fue impulsado por el interés del Intendente municipal, Germán Di Cesare, y la secretaría de Turismo y Cultura, María Eugenia Bove en preservar un potencial recurso turístico, apoyando y colaborando en el conocimiento de las ballenas que arriban a Miramar y Mar del Sud.

Ya no es lo mismo mirar el mar entre junio y noviembre. Desde hace algunos años es probable que la contemplación sea premiada con la mágica sorpresa de ver emerger del agua una ballena, observarla saltar, largar un chorro de agua, retozar, relacionarse con otra.

IMG_4674Carlos Pagliardini, Director de Turismo de Promoción Turística de la Municipalidad de Gral Alvarado, explica que «como parte de la campaña, convocamos tanto a los miramarenses como a quienes visitan la ciudad a que contribuyeran con la campaña de la Fundación Cethus informando cada vez que vean ballenas. Es una manera de capitalizar el encanto en información útil para el trabajo que se está haciendo en favor de la conservación de la especie. La gente reacciona a este pedido con entusiasmo, que podríamos calificar de activa responsabilidad social ecológica».

Jimena Belgrano indica que «agradecemos que nos hayan contado en qué fecha vieron una o varias ballenas, si iban en una dirección, hacia cuál, el lugar donde las vieron, qué las vieron hacer». Los datos pueden ser enviados a cethus@cethus.org o a la Municipalidad de Miramar (turismo@mga.gov.ar) En la página web de la fundación (www.cethus.org) hay también un formulario para mandar un informe más detallado.

El cronograma de trabajo en Miramar comprendió avistajes desde aire, mar y tierra y charlas a instituciones educativas y público en general. La campaña buscó registrar ejemplares en sobrevuelos entre Mar del Plata, Miramar y Necochea. «El objetivo fue fotografiarlas desde arriba, dice Belgrano. De esa manera conseguimos ver los callos sobre las cabezas, que son como las huellas dactilares, y buscándolas en nuestro catálogo o en otros podremos determinar dónde han sido vistas las ballenas que aparecen frente a Miramar».

IMG_4678Según datos de la Fundación Cethus, las ballenas francas viven en el hemisferio norte (allí están la glacial y la japónica) y en el sur, donde hay una población entre Sudáfrica, Australia y Nueva Zelandia, y otra entre Argentina y Brasil. Se calcula que la población de esta última, que está recuperándose luego de ser cazada casi hasta su extinción, ronda los 16.000 individuos, de los cuales unos 4.500 concurren al Golfo Nuevo, frente a la Península de Valdez. Esta zona y otra cercana a Florianópolis, Brasil, están identificadas como áreas de reproducción, mientras que se distinguen como lugares de alimentación un foco cerca de la Antártida, la isla Tristán Da Cunha, entra África y América, un punto de la plataforma marítima argentina sobre las 200 millas marinas y a la altura de Mar del Plata y otro a la misma distancia a la altura de Península de Valdez. Asimismo, se han detectado puntos de rutas migratorias (Caleta Olivia, Comodoro Rivadavia, Cabo Vírgenes).

Eliana Zuazqita, otra bióloga que participó en la campaña, indica que «es posible que Miramar sea parte de una ruta migratoria». El desplazamiento, la alimentación, la socialización y reproducción y el descanso parecen ser las actividades de las ballenas francas asociadas con enclaves geográficos, «aunque esto no es estricto, aclara Jimena Belgrano. Hay vídeos tomados en Miramar que evidencian ejemplares dedicados a alimentarse».

El conocimiento sobre las ballenas irá creciendo en la medida en que se puedan seguir algunos ejemplares, para lo cual resulta indispensable su identificación a través de los callos en la cabeza. Para ello la Fundación Cethus intercambia los datos de su catálogo con otras organizaciones: el Instituto de Conservación de las Ballenas, el Projeto Baléia Franca, el Ecocentro de Puerto Madryn, el Centro Nacional Patagónico del CONICET y otros. El cruzamiento de datos ha permitido encontrar en Florianópolis ejemplares vistos frente a la Península de Valdez. Nuevos registros podrían ayudar a explicar el funcionamiento de la vida de esta población.

Desde su creación en 1992, las principales actividades de la Fundación Cethus se centran en el campo de la investigación, la educación, la divulgación pública y en el apoyo a las autoridades y actores relevantes en la elaboración e implementación de políticas de gestión de los recursos marinos que contemplen las necesidades de conservación de los cetáceos y la promoción del uso no letal de los mismos en beneficio de las comunidades costeras.

Sobre la presencia de las ballenas como recurso turístico, la Fundación Cethus recomienda enfáticamente evitar la incursión de embarcaciones para el avistamiento. «Pueden verse desde la costa. Cada especie en su medio. Si están eligiendo un lugar frente a Miramar por algún motivo, la intromisión de embarcaciones podría ahuyentarlas», sostieneJimena Belgrano.
Carlos Pagliardini, por su parte, aseguró que la municipalidad de Miramar ya ha tomado todas las medidas necesarias para evitar que las ballenas sean molestadas por lanchas o barcos. «Las queremos con nosotros. Queremos que el mar siga sorprendiéndonos con maravillas como estas criaturas, y queremos disfrutar observándolas y tener el gusto de convivir en el mismo lugar. Con respeto, hay sitio para todos».