Por Fabiana Chércoles desde Trelew.
Cada vez que viajo a Chubut tanto a la costa como a la zona cordillerana me recuerdan momentos muy felices de mi vida. En esta oportunidad el motivo fue el lanzamiento de la Temporada de Pingüinos.
La verdad que la provincia es bendecida con muchas maravillas, pero hay algo que es indiscutible: poseer un lugar como Punta Tombo que es Área Natural Protegida, es un verdadero tesoro. Aproximadamente 110 km hacia el Sur es lo que distancian de Trelew a esta Pingüinera. Es considerada la más grande colonia continental de pingüinos Magallanes, del mundo.Punta Tombo en sí misma, es un estrecho espolón rocoso del color rojizo que penetra en el mar unos 3,5 km y genera dos espaciosas escotaduras con playas al norte y sur de la misma. Las playas permiten la llegada de los pingüinos y la zona entre árida y de estepa es ideal para todas las necesidades que tienen estos simpáticos visitantes, al llegar al área, después de seis meses de navegación.
Su accesibilidad es por la RP1 hasta llegar al cruce perfectamente indicado. Esta Reserva fue creada como “Área Protegida Punta Tombo” en el año 1979. Las tierras pertenecían a Luis y Francisco La Regina, propietarios de la Estancia La Perla, quienes la donaron a la Provincia. Llegando a la Reserva, al lado del estacionamiento encontramos el Centro de Interpretación donde nos informa todo sobre la región y las especies, principalmente de nuestro querido Pingüino Magallánico.
Además el centro logra introducirnos en la vida dentro del mar de esta ave, actividad que es imposible ver dentro de la reserva. La confitería nos presenta una vista magnífica del mar con su color turquesa tan intenso como el cielo.Ya en el exterior, podés caminar por el sendero corto de 650 mts. en 1 hora aproximadamente o el circuito más largo de 3,5 km en 3 horas. El inicio del sendero comienza pegado a la casa del guardafauna, indicando que desde este lugar están custodiadas por ellos. Las aves a partir de aquí se siente: respetadas, protegidas y admiradas por cada uno de los turistas que llega a esta reserva. Digo a partir de aquí, porque desde la playa hasta aproximadamente 1 km se encuentran pingüinos en septiembre. Época en que anidan. Es arduo el trabajo que tienen ellos hasta llegar aquí. El sector permitido al turismo es limitado por piedras blancas que están a los costados del sendero.
En todo el recorrido encontramos carteles interpretativos que nos completan la información. También hay pasarelas, como la recientemente inaugurada por el gobernador Martín Buzzi, llamado Rocas Coloradas, que nos permiten avistar el área de la llegada a las playas. Los anfitriones del pingüino son numerosas especies: guanaco, mara, martineta, gaviotas cocineras, zorros grises, peludos, Chimangos, Skúas, choiques y cuises. Conviven pacíficamente todos ellos, pero hay períodos donde el zorro roba huevos o pichones, por lo tanto la hembra y el macho se turnan en la temporada de incubación, para alimentarse. Los he visto a los cuises, meterse en los nidos mientras están cerca la pareja terminando de reacomodar su “hogar”.La encantadora Paula Ortega, guía de nuestro recorrido, nos informó ciertas normas que hay que tener en cuenta a la hora de realizar esta experiencia, la más importante respetar al pingüino y a las pingüineras. Primero están ello. Para caminar aquí no hay ni derecha, ni izquierda al cruzarse en la “bocacalle” de una esquina, ellos siempre tienen prioridad. Si atraviesa el sendero un pingüino, hay que esperar que él cruce y luego podemos transitar nosotros. Otra es, que no son ni tan tiernos, ni tan “bobos”. El hecho de caminar de forma tan torpe, lentamente y tener esa mirada casi “comprable”, no quiere decir que lo sean. Como cualquier especie está viviendo un momento especial al llegar a Punta Tombo: están buscando y reconstruyendo sus nidos, ofreciendo rituales de galantería con su “novia” habitual, y apareándose. Son animales que se defienden de cualquier obstáculo que no les permita vivir esta etapa de reproducción.
También Paula, nos advierte que cuando perciben un posible peligro, primero observan y lo hacen de forma muy particular. Giran la cabeza de un lado a otro porque no tienen la mirada con los dos ojos juntos, sino lo hacen con uno y con otro… como si dijeran no. Y es ahí donde una vez enfocado el peligro ataca con un gran picotazo con pico ganchudo, que nos acordaremos por buen tiempo de este episodio. Realmente es fácil de darse cuenta y evitarlo. Otra advertencia es que ese frágil caminar tambaleante es la forma en que se desplazan, con lo cual el peligro de sentirse atacados hace que se caigan en el intento de escapar. Los movimientos recomendados son los lentos, para no generar ningún problema. La verdad es que ellos son los protagonistas, y nosotros penetramos un poco en esta ardua tarea que ellos llevan. Uno, y me incluyo, con el afán de sacarse fotos lo más cerca posible a veces trata de relacionarse con el visitante y es ahí donde comienzan con el cabeceo; es momento de correrse del lugar. Los senderos cercanos a sus madrigueras logran sin salirnos del lugar poder disfrutarlos. Pero son curiosos y a veces van en busca de nuestros cordones de zapatillas y es ahí donde uno lentamente debe irse. Igualmente hay que felicitar al gobierno que ha hecho un estudio de la “capacidad de carga turística” y no hay perturbación de este proceso por el momento. Hay ciertos pingüinos anillados y nidos con identificación con cintas porque investigadores entre ellos del CONICET, estudian permanentemente los hábitos. Biólogos conservacionistas, dentro del marco del efecto del turismo sobre las colonias reproductivas auditan celosamente la sustentabilidad. Aquí está todo supervisado. Cualquier comportamiento equívoco, se corrige inmediatamente. Es una provincia que ha sabido manejarse perfectamente con la sostenibilidad del producto turístico.FOTO PORTADA: Punta Tombo, Área Natural Protegida, un verdadero tesoro.
VIDEO: Nota Gobernador Buzzi. Temporada de Pinguinos en Tombo, Chubut.