Beber abundante agua, evitar la actividad física y la exposición al sol en horarios pico son algunas de las pautas de prevención para no sufrir golpes de calor ni insolaciones
Con elevadas temperaturas y alta humedad crece el riesgo de sufrir un trauma térmico, más conocido como golpe de calor. Según apunta Rodolfo Demo, médico de la Agencia Córdoba Deportes, las manifestaciones de esta afección “empiezan con dolores de cabeza, nauseas, vómitos, temperatura corporal de 40°, estado de confusión, taquicardias y enrojecimiento cutáneo”.
Los grupos más vulnerables son los niños, los ancianos y las personas que han tomado medicamentos antihistamínicos, diuréticos o para el hipotiroidismo.
El profesional también aconseja utilizar vestimenta liviana de algodón, de color claro y gorra. También es fundamental mantenerse hidratado, para lo cual se debe tomar como mínimo de 2,5 a tres litros diarios de agua. “Cuando uno siente sed ya ha sufrido una deshidratación del 3%”, advierte; en resumen, es fundamental beber líquido muchas veces a lo largo del día.
Como el cuerpo humano está compuesto por un 55 a 78 por ciento de agua (dependiendo de las medidas y complexión física), es fundamental el suministro diario de líquido.
Protegé tu piel con protector solar de factor alto (no menor de 30) a fin de evitar quemaduras y el envejecimiento prematuro de la piel. Aplicar el producto de 15 a 30 minutos antes de exponerte al sol.
En días nublados, recordá que el sol también quema. Por lo tanto, es necesario usar protector solar.