Sentí Argentina

El Coliseo es el primer imán, símbolo de Roma

El Coliseo.

Por Fabiana Chércoles desde Roma. Italia.

Roma, es la capital del cristianismo donde para nosotros hoy, es nuestro segundo hogar cristiano, la casa del Papa Francisco. Los peregrinos de otras épocas afirmaban” mientras exista el Coliseo, Roma permanecerá, cuando caiga el Coliseo, Roma caerá, y cuando Roma caiga también caerá el mundo”, pero para nosotros nunca sucederá mientras nuestro orgullo argentino se encuentre al pie del cañón para reconquistar el mundo católico.

El Anfiteatro aunque despojado de los mármoles y las estatuas que lo revestían, conserva intacta su monumentalidad y su fuerza simbólica.

El pueblo Romano, fue un símbolo republicano y de civilización, sin embargo uno de sus monumentos mas admirables, es el que mostró la morbosidad del ser humano, el placer de ver sangre y luchas hasta perder la vida, ¿un magnífico teatro de la crueldad?. Las víctimas o actores: prisioneros, condenados a muerte y gladiadores buscaban salir con vida, o quizás ser famosos. Lo cierto es que el Coliseo, el Anfiteatro Flavio o el Circo Romano atraen a miles de turistas todo el año.

Arqueología Pura.
El Anfiteatro está en ruinas, pero no solo por la consecuencia del paso del tiempo, otros acontecimientos históricos como lo de los bárbaros victoriosos que lo despojaron de los bloques de piedra y de de las franjas de hierro que lo mantenía en pie, incendios, terremotos y otras “yerbas” son motivos suficientes para deteriorarse.

El Anfiteatro, recibe ese nombre por la estatua colosal de Nerón o ‘coloso’ que hoy, no se conserva.

Además, no olvidemos que Roma, fue asolada por la peste y el hambre en los oscuros siglos de la Edad Media y las grandes familias la abandonaron, dejando los edificios olvidados a la naturaleza, que la maleza y pastizales corroyeron a esta bella ciudad de mármol. Generaciones posteriores destruyeron monumentos imperiales para utilizar el material de construcción en otras edificaciones. A pesar de todo esto, Roma es una plaza arqueológica muy importante, que continuamente está activa, porque se siguen encontrando eslabones que permiten ir materializando la verdad, y el Coliseo es el primer imán, símbolo de Roma.

El Coliseo es uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura romana.

Antes un valle.
En este “buscar y buscar” podemos imaginar como era el lugar donde estaba emplazado el Coliseo: la Piazza dei Colosseo. Era en la antigüedad un valle, encajado entre las colinas Fagutal, Opio, Celio, Palatino y Velia, y bañado por un curso de agua que corría en dirección al Tibet, por la moderna Via di San Gregorio. El Valle estuvo habitado desde los primeros tiempos de la ciudad (Siglo VII- VI a.C). Luego vinieron transformaciones, primero de Nerón que se apropio de la zona, pero la que en realidad hubo que esperar es la de los Flavios. Ellos fueron los que permitieron que el valle fuese restituido a la ciudad de Roma y consiguiese el aspecto que hoy conserva. Este gran anfiteatro, era mucho más imponente de lo que es en la actualidad, no solo por que hoy se ven las ruinas de él, sino porque además la ciudad estaba más despojada de edificios de altura, era majestuoso.

En la película Gladiator de Ridley Scott (2000), se recreó por computadora para mostrar la gloria de sus mejores tiempos en el siglo II. La reconstrucción del edificio es fiel y da una buena impresión de cómo pudo ser, pero ya se sabe que los edificios que rodeaban al Coliseo en la película, nunca existieron.

Proyecto demagógico.
El imperio romano contaba con una importante fuerza laboral y todos los recursos y el Anfiteatro representa el más ambicioso proyecto demagógico de la familia Flavio .Su construcción fue iniciada por Vespasiano en el año 72, quien ideó que Roma merecía estar a la altura de sus juegos y comenzó la edificación financiándose con el botín de guerra de Jerusalén. La terminó Tito, su hijo, en 80 d.C, con una solemne ceremonia de inauguración prolongada por 100 días consecutivos según permanece en los textos antiguos.

El Coliseo se usó durante casi 500 años, celebrándose los últimos juegos de la historia en el siglo VI, bastante más tarde de la caída del Imperio Romano de Occidente en el 476 d. C.

Lleva el nombre de Anfiteatro Flavio, pero “Coliseo” es debido a la estatua colosal de Nerón o ‘coloso’ que estaba muy cerca de este edificio, que fue removida del lugar colocado por Nerón en sus inicios.
Exterior: Para observar mejor el edificio, es bueno trasladarse hacia el lado Norte, (que mira a la Via dei Fori Imperiali), porque ahí se contempla el completo alzado externo. El Anfiteatro Flavio, es una estructura elíptica de 188 metros por 156 metros con casi 50 metros de alto, aligerada externamente por tres plantas de arcadas. Estas la constituyen 80 arcadas con semi columnas de capiteles de orden toscano, en la primera planta, jónicos en la segunda planta y corintios en la tercer planta. El cuarto piso esta conformado por pilastras corintias en 80 recuadros con cuarenta ventanas y cuarenta muroscon ventanas ciegas. Por encima, en la parte superior de la fachada, se ven los agujeros de donde se sostuvo el ‘Velario’. Se usaba como toldo para los días de mucho sol y calor.

El Coliseo siempre ha sido visto como un icono de la Roma Imperial.

Una cubierta de tela desplegable accionada por poleas, se apoyaba en un entramado de cuerdas. Cada sector de tela podía moverse por separado de los de alrededor y eran accionados manualmente por Marineros de la flota Romana. Los huecos visibles son donde se colocaban los 250 mástiles de madera que soportaban los cables. Si bien no se sabe exactamente, se supone que las cuerdas se anclaban en el suelo con piedras.

Otra de las estructuras que aun se ven son las escaleras y las galerías de acceso. Las entradas estaban señaladas por números sucesivos, que figuraban en los portones de entrada, que aun se ven en el lado Norte, ese era el número de la puerta de ingreso y cada área pertenecía a un determinado nivel social. Espectáculo gratuito a todo espectador, aunque las entradas especiales para el público selecto, no estaban señalizadas. Todos sabían a quien pertenecían las mismas.

El Coliseo, el Anfiteatro Flavio o el Circo Romano atraen a miles de turistas todo el año.

Interior: Si observamos el Coliseo por dentro, hay cuatro sectores bien definidos usados para la ubicación del público: Un sector es la entrada del emperador y su familia con su palco. En frente la entrada del resto de las autoridades: sacerdotes, senadores, magistrados. Dado que este piso era el más próximo a las fieras había una red metálica de protección y arqueros apostados regularmente A la derecha del emperador se encontraba en el extremo, el acceso al anfiteatro de los combatientes y, justo enfrente de esta, la salida de los mismos…vivos o muertos. La celebración de los juegos era la oportunidad para demostrar la generosidad de quien los ofrecía.

Las gradas preparadas para 50 mil espectadores enmarcan una arena de 86 metros por 54. Cuando lo visites podrás acceder a determinados sectores interiores. No es un libre tránsito por donde quieras. La arena, estaba formada por una plataforma de madera y por encima se colocaba arena. La superficie de madera ya no se conserva, podrás pararte en un sector reconstruido donde posee un balcón que dejan entrever las estructuras subterráneas con laberintos, túneles y mazmorras donde los gladiadores y los animales permanecían antes de entrar a la arena y pelear (los ipogeos). Como todo “teatro” o “estadio”, tenía 110 fuentes para beber y dos salas de baño.

En 1980, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

El acceso a las gradas desde los pasillos internos se hacían a través de “los vomitorios” llamados así porque permitían salir una enorme cantidad de gente en poco tiempo. La distribución de los espectadores era en las gradas, a medida que se asciende se iban colocando los ciudadanos según su estatus social hasta llegar al piso mas alto y de peor visibilidad reservado para las mujeres pobres. Además algunos órdenes sociales, como los tribunos, sacerdotes o la milicia tenían sectores reservados.

El Anfiteatro se usaba para infinidad de espectáculos y eventos, los más conocidos eran las luchas de gladiadores. También se celebraban muchos otros espectáculos públicos como naumaquias, que eran combates entre barcos para los que se inundaba la arena convirtiéndola en un gran lago. Además realizaban una caza de animales llegándose a recrear escenarios plantando árboles y colocando edificios móviles. En ella se utilizaban animales traídos de África: rinocerontes, elefantes, jirafas, hipopótamos, panteras, leopardos, cocodrilos y leones. Según hay testimonios, Trajano en el año 107, celebró sus victorias asiáticas, con juegos que incluyeron a 11 mil animales y 10 mil gladiadores durante 123 días. Otro espectáculo era representar obras mitológicas, donde “el condenado” era incitado a ser actor protagonista de una muerte real. Poseía un montacargas que permitían subir y bajar del subsuelo a la arena, casi como efecto especial. Era un verdadero circo con un gran espectáculo que parece ser le atraía a sus ciudadanos.

“Salve César, Los que van a morir te saludan”, es una frase latina tradicionalmente atribuida a los delincuentes ajusticiados como si fuesen gladiadores.

Salve César, Los que van a morir te saludan.
El espectáculo comenzaba en la madrugada con una primera “venatio” es el nombre que recibían los espectáculos en el que intervenían animales exóticos y salvajes, generalmente condenados a muerte que solo tenían como armas, sus dos manos, en estos casos, el león salía a cazar hombres. También había espectáculos como los que conocemos hoy en un circo, donde el hombre a fuerza de látigo conseguía ciertas habilidades de las fieras. O simplemente la caza por parte de arqueros de la guardia imperial entrenados.

Las luchas de los gladiadores eran diferentes, eso si que daba “rating”, comenzaban al mediodía. Su vestimenta con capas bordada en oro, dejaban ver su gran cuerpo esculturoso, la entrada era solemne. Hacían un recorrido por la ciudad y finalmente se adentraban a “Il Colosseo”. La gente los victoreaba…eran auténticos héroes. Llevaban todas sus armas, como los famosos “gladius”, que le dan nombre. Era una espada corta cuyo origen deriva de las ‘falcatas ibéricas’ que los romanos conocieron en las guerras contra Aníbal. Cuando llegaban a la arena efectuaban un simulacro con armas de madera o sin punta, para preparar la lucha. Para dar la señal de comienzo de combate se tocaba un cuerno.

La arena no se conserva, en un balcón reconstruido se deja entrever los laberintos subterráneos.

Entonces los ‘granistas o gladiadores mayores’ elegían a los que debían actuar. Delimitaban el espacio del combate en la arena marcándolo con un bastón. Cuando uno de los gladiadores llegaba a vencer al contrincante preguntaba al público si mataba al vencido o no. Si los espectadores entendían que merecía el perdón bajaban el pulgar, haciendo ver que el vencedor debía arrojar su arma a la tierra. Aun así, solo moría un 10 por ciento, y normalmente por las heridas. Si se quería la muerte del contrincante vencido, lo que se hacia era dirigir el pulgar en posición horizontal y con una serie de movimientos en dirección a cuerpo, señalando el fatídico punto hacia donde debía dirigir el golpe mortal. Es erróneo lo que nos ha hecho creer el cine, que el pulgar hacia arriba significaba perdón, y el pulgar hacia abajo era muerte.

Los gladiadores que morían en la arena, eran arrastrados por los esclavos que estaban al servicio del anfiteatro. Se podía establecer que cuando luchasen uno de ellos podían morir, por lo tanto era un combate más caro y no han sido abundantes estos casos. Los gladiadores podían ser prisioneros de guerra, esclavos u hombres libres en busca de un futuro mejor. Todos realizaban un juramento que consistía en que debían dejarse azotar con varas o quemar con fuego. Existían escuelas de gladiadores, donde a los 3 años de “práctica” podían luchar o convertirse en instructores. “Ave, Caesar, morituri te salutant” es una frase latina tradicionalmente atribuida a los delincuentes ajusticiados como si fuesen gladiadores.

La decadencia.
En el año 523 se produjo el último espectáculo de gladiadores y fieras en el Coliseo. Posteriormente el edificio fue reutilizado como refugio, fábrica y cantera y Santuario Cristiano. Durante el papado de Gregorio I Magno, el edificio pasó a ser propiedad de la Iglesia. Como no tenía recursos para mantenerlo cayó en el abandono. Los terremotos del 801 y 847 provocaron grandes destrozos en el edificio. La piedra y las grampas metálicas que unían los bloques se usaron para construir ciertos edificios en Roma. Hoy son visibles numerosos agujeros que permiten ver este desmantelamiento. En el siglo XVIII se prohibió esta práctica.

La leyenda.
Durante el siglo XVI se asoció al Coliseo al lugar donde se martirizo a los primeros cristiano, pero la verdad es que no hay nada registrado que documente este hecho, que pruebe que se llevaron a cabo ejecuciones cristianas. Desde el año 2000 se mantiene iluminado el Coliseo por 48 hs. cada vez que en algún lugar del mundo se produce una sentencia de muerte a un condenado.

Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1980 por la UNESCO y como una de las Maravillas del mundo moderno el 7 de julio de 2007. UN EDIFICIO QUE NACIÓ PARA EL PÚBLICO Y ESTÁ AL SERVICIO DE LA HUMANIDAD.

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Fotos: Ricardo Seronero/sentiargentina.com

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