Sentí Argentina

El día que Jujuy fue la más grande

El día que Jujuy fue la más grande.

A lo largo de 15 años, Jujuy fue escenario principal de las luchas que dieron origen al nacimiento de Argentina como país independiente. Más de un centenar de combates, sitios y escaramuzas se registraron en su suelo entre 1810 y 1825 y entre todos estos hechos el Combate de León, que tuvo lugar el 27 de abril de 1821, es junto con el Éxodo de 1812 uno de los episodios más significativos y recordados por las generaciones actuales.

La circunstancia de ser una victoria militar de grandes dimensiones, lograda por milicias mayoritariamente jujeñas y bajo la conducción de otro jujeño, José Ignacio de Gorriti, en momentos en que la guerra contra el Rey desfallecía por agotamiento de los pueblos y contiendas fratricidas, justifica ampliamente la denominación de “Día Grande de Jujuy” con que quedó inscripta en la historia de la independencia nacional.

El año 1821 está atravesado por conflictos en Salta entre los partidarios del general Martín Miguel de Güemes y sus opositores que debilitan la guerra contra el español. No menos grave es el enfrentamiento armado entre Güemes y el gobernador de Tucumán, Bernabé Aráoz, originado en disputas por la hegemonía de la región.

Desde Mojo, en el Alto Perú, el brigadier realista Pedro Olañeta sigue atentamente los episodios de Salta y Tucumán. La cruenta disputa entre hermanos, de la que el jefe tiene amplia información gracias a una eficiente red de espionaje, lo alienta a planear una nueva invasión. Obsesionado con la idea de restituir a la corona española los territorios controlados por los insurgentes, Olañeta se esperanza en poder capitalizar los odios al gobernador de Salta, Martín Miguel de Güemes, y el desencanto de la población por la guerra.

Todo parece jugar a favor del invasor; también grandes hombres de la lucha independentista han desaparecido del teatro de las operaciones militares. El marqués de Campero ha sido preso, torturado y enviado a España en un viaje que acabará con su vida. El coronel Manuel Arias, por discrepancias con el caudillo salteño, se ha unido al gobernador tucumano en la guerra contra Salta.

Olañeta no pierde tiempo y el 10 de marzo de 1821 inicia la marcha hacia el sur. A pesar de la convulsión interna, los españoles son atacados desde un comienzo de su avance por los gauchos, que demoran la marcha realista. Se dan enfrentamientos en Humahuaca, Laguna Colorada, San Lucas, Valle Grande, Uquía y Tilcara.

A pesar de la resistencia, el coronel realista Juan Guillermo de Marquiegui, jujeño adherido a la causa realista, logra penetrar en Jujuy el 15 de abril pero no puede mantenerse en esa posición por los ataques de los comandantes gauchos De la Quintana, de la Corte, Iriarte y Arenas. La población rechaza a los invasores, al punto que Marquiegui debe retroceder hasta León, donde se atrinchera a la espera de tropas que le enviaría Olañeta.

En Salta, Güemes que ha salido con sus gauchos a luchar contra Aráoz, deja a cargo de la gobernación a José Ignacio de Gorriti. Lo primero que hace Gorriti es delegar el mando en el Cabildo el 24 de abril y luego reúne a todas las milicias que encuentra cerca de Jujuy, Palpalá, Los Alisos y Perico, unos 600 hombres bien montados y marcha hacia el norte. Gorriti acampa en la margen sur del río Yala a la vez que adelanta algunos “bomberos” para explorar el campamento realista.

Situado en la playa del río León y demasiado confiado en el éxito de la campaña, Marquiegui no piensa en un ataque inmediato de los patriotas y en consecuencia, no se toman las previsiones de seguridad, factores que favorecieron los planes de los jujeños.
Al acercarse la noche del 26 de abril, los realistas, tranquilos, encienden sus fuegos y colocaron sus asados a cocer, sin imaginar que los gauchos los acechaban desde las montañas cercanas.

En la madrugada del 27 de abril de 1821, las milicias cayeron sobre el campamento realista, rodeándolo completamente. Fue un combate violento que duró más de un día. A pesar de la sorpresa, los invasores se defendieron con valor y la lucha se tornó sangrienta. En el campo y ante el impetuoso ataque de Gorriti, se desató una “espantosa confusión entre las cargas de los gauchos, las descargas de sus fusiles y las lanzas y puñales con que acosaban a los españoles, al extremo de encontrarse entremezclados unos con otros”.

En las filas de España, se rindieron 4 jefes, 12 oficiales y cerca de 400 soldados, entre los que estaba el mismo Marquiegui y su hermano Felipe, cuñados de Olañeta, que resultaron gravemente heridos. Quedaron en poder de las tropas patriotas cañones y municiones, gran cantidad de cabalgaduras y vituallas.

Con el retiro de las fuerzas del Rey a consecuencia de este grave revés, quedaba el territorio libre de invasores y Salta, por esas horas envuelta en una revolución contra Güemes, a salvo de un golpe por la espalda que hubiera sido nefasto en esas críticas circunstancias ya que las fuerzas comandadas por don Martín, destrozadas en la guerra contra los tucumanos, no habrían podido contener el nuevo embate español.

Pero el empecinado Olañeta –aguijoneado por su esposa Pepita Marquiegui que le demandaba desesperadamente la liberación de sus hermanos heridos en León y prisioneros en Salta- mandaría una nueva ofensiva a Salta por el camino del Despoblado al mando del teniente coronel José María Valdez, El “Barbarucho”, autor de la fatal emboscada que resultó en la muerte al general Güemes, el 17 de junio de 1821.

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