
Aves, mamíferos y especies acuáticas están a la vista, pero no es un zoológico sino un centro de recuperación y devolución a la naturaleza de animales salvajes. Segundo atractivo turístico de Puerto Iguazú, después de las Cataratas.
En un predio lindante con el Parque Nacional Iguazú hay un circuito de senderos entre la tupida selva misionera que pasa junto a grandes jaulones, corrales y habitáculos con especies autóctonas en cautiverio, pero destinadas -la mayoría- a ser liberadas luego de su curación y readaptación a la naturaleza.
Allí, el turista puede ver de cerca águilas, jabalíes, nutrias, lechuzas, arpías y monos, que llegaron heridos por cazadores, atropellados por automóviles o con lesiones como mascotas.

También hay animales procedentes de decomisos hechos por fuerzas de seguridad por tráfico ilegal de fauna, otros que fueron mascotas abandonadas y los que se volvieron peligrosos para un hogar.
Güirá Oga tiene dos caras, una es la visible al público, que está en los senderos con los animales expuestos, y el centro de interpretación, en tanto en la cara oculta hay una mayor cantidad de animales que no deben estar en contacto con la gente y una intensa actividad para su restitución a la naturaleza.

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