Sentí Argentina

En Tralasierra, una experiencia inédita para unir a lugareños e “inmigrantes”

Viviana Cruccolo, una santafesina que eligió Traslasierra para no sucumbir al estrés. Teje lanas naturales con los dedos.

En Las Calles conviven nativos con personas que se mudan a la paz de la región. Con ferias, senderismo y dos festivales, los pobladores promueven el turismo, sin perder la identidad transerrana.

Por Mariana Otero
Virginia Cruccolo sonríe desde su puesto Arte-Sana en la flamante feria artesanal de Las Calles, casi pegado a Nono, en el valle de Traslasierra. Exhibe ponchos, pashminas, chales y pies de cama que teje con los dedos, una técnica ancestral que aprendió en la provincia de Santa Fe, donde vivía. Hace tres años que se mudó a este paisaje bucólico que la salvó de sucumbir al estrés de la ciudad. La suya es una de las cientos de historias de “inmigrantes” urbanos que vienen poblando las Sierras en los últimos 20 años.

Virginia tiene su stand en la feria, reinaugurada en julio pasado como un espacio de encuentro dominical entre los pobladores: los que nacieron en el lugar y los que lo adoptaron como propio. La comuna apuesta, además, a que sea un atractivo turístico más.

En Las Calles habitan unas mil personas. El jefe comunal, Mauro Oviedo, indica que, de ellas, el 70% es “nacido y criado” en Las Calles. El 20% está compuesto por gente de las grandes ciudades que comenzó a buscar la paz de las Sierras a partir de 2001, y el otro 10% comenzó a llegar hace unos seis años.

Las Calles, además, es elegida por artistas como el músico Antonio Birabent, los productores de Las Pelotas (con su estudio) o Andrea Prodan, el hermano de Luca Prodan, exlíder de Sumo.

Karen Barro y Héctor Tello son lugareños que realizan artesanías en madera y mimbre. La feria abre los domingos de 11 a 15.

La irrupción de nuevos vecinos –o “gringos” – genera, en ciertos casos, tensiones, asegura la doctora en Comunicación Social y becaria del Conicet Luciana Trimano en su tesis doctoral. Trimano confirma que el flujo migratorio es de personas de entre 30 y 60 años, de clase media y media alta.

En general, profesionales que rechazan la sociedad de consumo. “Una vez instalados en áreas rurales, se insertan en la vida institucional (escuelas y espacios recreativos, culturales) promoviendo una rehabilitación simbólica de dichos espacios”, apunta Trimano. Y sigue: “Aunque resulte contradictorio, esto genera relaciones conflictivas con aquellos que se sienten auténticos poseedores del territorio: los lugareños, aquellos ‘nacidos y criados’ en un pueblo que, según entienden, forjaron con sus propias manos”.

El músico Antonio Birabent visita Las Calles cada vez que puede. El domingo pasado, fue a la cafetería natural de la uruguaya Natalia Montañés.

Lugares de encuentro
Con el senderismo, la feria y dos festivales se intenta promover el encuentro. “La idea es usar el senderismo para conservar el ambiente e integrar comunidades, porque hay gente que vino hace tiempo, personas que nacieron acá y después tiene que venir el turista a cuidar. Estamos pensando cómo hacemos acortar ese espacio entre los que vinimos y los que siempre estuvieron y de qué manera podemos usar el senderismo para apalancar un proyecto social”, subraya Charles Macada, de la comisión de Turismo de la comuna, un porteño que llegó a Las Calles hace tres años.

“La idea es integrarnos, que podamos vivir los ‘nacidos y criados’ y la gente que vino hace 15 o 20 años con los recién llegados”, coincide Oviedo.

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/en-tralasierra-una-experiencia-inedita-para-unir-lugarenos-e-inmigrantes 

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