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Junín de los Andes, con aroma a comida árabe y criolla

Junín de los Andes, con aroma a comida árabe y criolla.

La ciudad turística cordillerana de Junín de los Andes en la provincial del Neuquén cautiva por sus encantos naturales, el volcán Lanín, el parque Vía Christi, sus santuarios y la pesca. En esta postal, la gastronomía juega un papel esencial a la hora de recibir a sus visitantes: el restaurante de Pepita Buamscha, Ruca Hueney, funciona y se destaca desde hace más de cuatro décadas.

Con más de 15 mil pobladores, y a solo 30 kilómetros antes de llegar a San Martín de los Andes, se encuentra Junín de los Andes. Ubicada en el Corredor de los Lagos, Junín es conocida porque atesora los restos del Beato Ceferino Namuncurá, el parque temático de esculturas Vía Christi, y las mejores truchas del país y el mundo.

También conocida como “el faro de la fe”, la localidad es la más antigua de la provincia del Neuquén. Sus primeros habitantes fueron los mapuche; les siguieron criollos, salesianos y familias de inmigrantes entre ellas árabes.

Ni bien uno comienza a transitar las rutas del suelo andino ya se respira aire fresco y puro, se contempla el volcán Lanín o se puede oír el sonido continuo del agua chocando en las piedras del caudaloso río Chimehuín, entre otros atractivos que propone la localidad cordillerana.

Entre esas cualidades que pinta a la localidad, se encuentra el restaurante Ruca Hueney, un lugar familiar, en el que Fadua “Pepita” Buamscha y los suyos reciben al visitante con ricos platos árabes y criollos.

De origen sirio y libanés, la mujer se sienta en una mesa redonda al lado del mostrador de entrada, y encabeza una charla en la que comienza a desandar los inicios de los entrañables aromas en el Ruca Hueney. Se trata de una casa de comidas de fachada antigua – remodelada con el tiempo-, que se ubica en una de las esquinas más céntricas del pueblo, frente a la plaza central, y que acompaña a los pobladores y visitantes por más de cuatro décadas.

El Ruca Hueney es un paso obligado de turistas y amigos aventureros que llegan al sur. Lo hacen en busca de las preciadas truchas o bien para encontrarse con los atractivos religiosos y espirituales, además de la Fiesta del Puestero y la Expo Rural que imprimen el sello de la identidad criolla, mapuche y cristiana en época estival.

De esa esquina céntrica, salen de sus hornallas y asaderas, con destino a cada mesa, calientes y bien aromáticas comidas ancestrales de medio oriente y regionales. Después de cada bocado se experimenta una pausa en el que los comensales son protagonistas del espacio, un tanto rústico y familiar ambientada con un estilo casi montañés. Allí se pueden observar cuadros familiares, en el que la pesca y las carreras de automóviles de rally se muestran con orgullo en ríos o picadas (caminos a campo traviesa).

“Primero- dice Pepita-, se comenzó con un proyecto con pocas mesas con un menú sencillo y cocina chica. Los primeros platos fueron de pasta y milanesas, y luego incorporamos ciervo y truchas, y después con el tiempo la comida árabe”.

Para quienes vayan por ahí, sabrán que del fuego al fragor de la pasión por la cocina salen platos con personalidad. Entre ellos, los fríos árabes con el hammus bi tahine (puré de garbanzos), hammus bit amine con carne, labben (yogurt colado y condimentado), keppy crudo o el tabbule (ensalada a base de trigo, pepino, perejil y tomate).

Entre los platos calientes se puede elejir las sfiha (empanadas árabes), keppe mashuie (keppy cocido), keppe bi sainie (keppy relleno), mahshi malfuf (hojas de repollo relleno) y warak (hojas de parra rellenas)

Clientes fieles
“Nos conocen en toda la provincia, en el Alto Valle (de Neuquén y Río Negro) y también en Chile. Tenemos clientes que vienen todos las domingos a comer comidas árabes”, se enorgullece Pepita.

Y claro, hay para todos los gustos y formas. En picadas, crudos, cocidos, en empanadas, con crema de garbanzo, de berenjenas, envueltos en repollo y en hojas parra.

Para quienes en algún momento de su vida tengan la oportunidad de saborear un bocado en el Ruca Hueney, deben saber que gran parte de las materias primas con las que se elaboran los platos son de origen local, o bien de la provincia. Por ejemplo, las hojas de parra se mandan a pedir a Neuquén capital, los pescados se compraran en Piscicultura de Provincia, y la carne vacuna es proveniente también de la ciudad capitalina.

Antes de empezar a despedirse de a poco de la charla y del lugar, la anfitriona siempre invita a volver.

Días de vacaciones o de descanso en la próxima temporada de verano, Junín de los Andes tiene que estar en la agenda. Es en esa época donde “se trabaja más, porque viene mucho turista y pescadores y cazadores”, concluye al final de la charla, Pepita Buamscha.

Luego de un cafecito, emprendemos la vuelta hacia Neuquén capital. Hasta cualquier momento.

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