Según la leyenda la Salamanca es un lugar diabólico, donde el «supay» enseña sus artes, donde las brujas efectúan sus reuniones tres veces por semana y donde acuden los que se inician en la práctica del maleficio o los que van a aprender toda suerte de maña, destreza o habilidad.
A la Salamanca concurre, según la imaginación popular el famoso cantor o guitarrero o bailarín del pago; la moza que enamora; la vieja bruja que prepara los «gualichos», la curandera, el bravo domador o cazador, el que «piala» con destreza; el corredor de las carreras cuadreras; y todo aquel que de un modo u otro se ha destacado en la pelea, en el amor o en el trabajo.
Por lo general, la Salamanca es un lugar oculto entre los breñales, de difícil acceso, cuya entrada conduce a una cueva amplia y lóbrega. Allí se baila, se hace música, se celebran aquelarres y orgías. Las viejas y viejos se transforman en jóvenes, los enfermos curan, la fealdad se cubre de hermosura.
Pero para entrar es preciso armarse de gran valor. Completamente desnudo, el neófito, hombre o mujer, debe introducirse a la Salamanca con un iniciado. A la entrada de la caverna existe un Cristo «cabeza abajo» al que hay que pegar y escupir. Ya, en el recinto subterráneo, se ven los animales más repugnantes y asquerosos: arañas peludas, sapos y escuerzos de gran tamaño, ampalaguas, víboras y umucutis, ante los cuales debe el iniciado permanecer impasible «aunque las víboras se envuelvan en el cuerpo». Si ha podido vencer la repugnancia o el miedo que tales animales producen, es sometido a nuevas pruebas, y al final, si resulta vencedor, el neófito «puede pedir lo que quiera». En caso contrario, se vuelve loco al salir.
Es creencia general que la música de la Salamanca sólo deja de sonar cuando alguien se arrima a la cueva y que los animales que pasan por cerca de ella se «espantan» y huyen despavoridos.
Mitos y leyendas: La Salamanca por Orestes Di Lullo.
Orestes Di Lullo nació en Santiago del Estero el 4 de julio de 1898 y falleció en esta misma ciudad el 28 de abril de 1983. Si bien Di Lullo se graduó de médico, su área de especialización fue el estudio del folclore argentino, la etnografía y la filología.