El crecimiento del turismo responsable y sustentable en el mundo ha dado como consecuencia la creación de alojamientos comprometidos con el ambiente.
Esta tendencia no solo se observa en pequeños alojamientos en áreas naturales, sino también en las cadenas hoteleras y empresas del sector turístico, que, conscientes del tema ambiental y social han realizado grandes cambios hacia la sustentabilidad, implementando medidas concretas en relación al uso más responsable de los recursos, y, en muchos casos adhiriendo a certificaciones o sellos de calidad ambiental en las diferentes áreas operativas.
Los “ecolodges” son alojamientos planificados y construidos con técnicas arquitectónicas ambientalmente amigables, a baja escala, haciendo un uso racional de los recursos y causando el menor impacto ambiental y cultural.
El reconocido arquitecto de ecolodges, Hitesh Mehta define a estos alojamientos ecológicos de la siguiente manera: «Un ecolodge es una forma de alojamiento de bajo impacto basado en la naturaleza, financieramente sostenible, que ayuda a proteger las áreas frágiles en los alrededores, involucra y ayuda a las comunidades locales, ofrece a los turistas una experiencia participativa e interpretativa. Provee una comunión espiritual con la cultura y la naturaleza. Es planificado, diseñado, construido y operado de una manera ambiental y socialmente sensible»

Considerar los aspectos físicos de la infraestructura de la construcción y la funcionalidad y también analizar los espacios naturales en donde se localizará el proyecto.
Uno de los mitos asociados a la palabra “ecolodge” era el vinculado a la idea de un alojamiento espartano o sin comodidades, esta antigua concepción de que un alojamiento ecológico y sustentable es incómodo o austero fue totalmente destronada, ya que en la actualidad existen emprendimientos sustentables que van desde carpas lujosas en el medio de un desierto a alojamientos con mucho confort en plena selva. La implementación de normas o recomendaciones ambientales no son un problema a la hora de lograr un alojamiento confortable, agradable y de calidad.
Construir un alojamiento en un área natural de extrema belleza y fragilidad no lo convierte en un ecolodge; para ser calificado como tal es necesario que cumpla con una serie de principios en todo el proceso.

– Diseñar el alojamiento -ecolodge- de manera que la construcción se funda con el paisaje y forme parte de él, esto contribuye a una experiencia de calidad para el huésped.
– Adaptarse en el ambiente físico y cultural específico a través de una cuidadosa atención a las formas, al paisaje y a los colores utilizando la arquitectura tradicional.
– Durante su construcción y posterior gestión implementar buenas prácticas que incluyan Reducir-reciclar-reusar.
– Tener un mínimo impacto en el entorno natural durante la construcción.
– Evitar perturbar a la fauna local y no alterar los corredores verdes.
– Diseñar un jardín y sendero con especies nativas que sirva como hábitat para aves y fauna local y donde los turistas puedan reconocer la flora del lugar.
– Utilizar materiales locales renovables, reciclados, recuperados o de madera que provenga de bosques certificados. De esta manera se evita cortar árboles, se ahorran costos y no se produce impacto ambiental con el transporte.
– Planificar el estacionamiento alejado de las habitaciones, áreas de descanso y del restaurant. La vegetación ayuda a amortiguar los ruidos y los gases de los autos.
– Evitar al máximo el uso de cemento en los alrededores del emprendimiento.
– Promover un sistema de manejo y disposición responsable de los residuos sólidos y el tratamiento de las aguas residuales, asegurando que no exista ningún tipo de filtración al terreno. Existen diferentes formas de tratamiento de aguas residuales: lecho nitrificante, baños secos, tratamiento con bacterias, diferentes tipos de vegetación.
– Usar medios alternativos y sustentables para la obtención de agua y reducir su consumo. Recuperación y utilización del agua pluvial.

– Planificar la construcción para aprovechar al máximo la iluminación natural, teniendo en cuenta las corrientes de aire, las horas y ubicación del sol para refrigerar o calefaccionar los ambientes. Prever una orientación de aberturas que permita optimizar vistas, temperaturas y luz.
– Poner en los vidrios un difusor para evitar el calor o utilizar ventanas con doble vidrio o una cámara aislante para zonas frías.
– En climas fríos aislar las cañerías y los tanques del agua caliente. Y utilizar calefactores solares que precalienten el agua.
– Ofrecer programas de interpretación para sensibilizar tanto a los empleados como a los turistas sobre el ambiente cultural y natural de los alrededores.
– Contribuir al desarrollo sostenible de la comunidad local a través de programas de educación e investigación.
– Producir verduras y frutas de manera orgánica para consumo del personal y de los huéspedes. Abastecerse con productores locales, de esta forma se evita la polución que generan el transporte y se beneficia de manera directa a la población anfitriona.
Si está pensando en invertir en la construcción de un alojamiento sustentable en destinos de fragilidad ambiental, es mi intención que estas pautas y recomendaciones le sean de utilidad.
En las siguientes entregas hablaremos sobre cómo realizar una gestión y operatoria responsable implementado medidas y acciones que estén orientadas a evitar impactos negativos en el ambiente, reduciendo de manera efectiva los costos operativos, posicionando con mejor imagen a la empresa y colaborando a lograr una experiencia de calidad para el viajero.