En mi reciente viaje a Montevideo, capital de la República Oriental del Uruguay y sede del Mercosur, descubrí que caminar sus calles permite percibir el ritmo de una ciudad moderna donde vive gente relajada con una vida tranquila. En el centro de la ciudad se pueden ver y visitar edificios emblemáticos que son parte de la historia del país, uno de ellos es el Palacio Salvo, diseñado por el arquitecto Mario Palanti a pedido de los hermanos Salvo, que fue inaugurado en 1928. El edificio se encuentre en la esquina de la Avenida 18 de Julio y la Plaza Independencia. En su momento fue la segunda torre más alta de Sudamerica, puesto que luego perdió frente al edificio Kavanagh de Buenos Aires. El Palacio Salvo tiene un edificio hermano del mismo estilo arquitectónico pero unos centímetros más alto en Buenos Aires, el Palacio Barolo sobre Avenida de Mayo.
Otro atractivo edificio en el centro Montevideano a una cuadra dedistancia es el Teatro Solís, construído por Carlo Zucchi e inaugurado en 1856, en su historia fue, además de receptor de grandes eventos culturales, hospital de guerra. Totalmente reacondicionado, es hoy el epicentro de la vida cultural de la ciudad. Hay visitas guiadas diarias (con guía y actores) para conocer sus instalaciones por dentro. A pasos del Teatro Solís y frente a la Plaza Independencia nace la peatonal Sarandí que guarda otro edificio-tesoro, la actual librería «Puro Verso», antigua Óptica Pablo Ferrando, construída por el arquitecto Leopoldo Tosi.
Este edificio de estilo Art Decó data de 1917 y en la actualidad se puede leer libros que están a la venta sentado en cómodos sillones o, luego de subir la palaciega escalera que conduce al primer piso, se puede comer o tomar algo rico en su cafetería-restaurante. También sobre la calle Sarandí a metros de distancia se encuentra el restaurante La Corte, frente a la Plaza Constitución. Este restaurante es el paso obligado de los oficinistas de la zona a la hora del almuerzo, cuando se llena de bullicio y gente que disfruta su menú de mediodía en una atmósfera quasi festiva. Si de pasarla bien se trata, un sábado al mediodía es imperativo visitar el Mercado del Puerto en la Ciudad Vieja, mezcla perfecta de comercios de productos regionales uruguayos y parrillas al paso.
El clima que se vive dentro de él es difícil de describir. .. Una cita ineludible es el restaurante Roldós, establecido allí desde 1886 y afamado creador del «Medio y Medio», mitad de espumante y mitad de vino blanco en su versión clásica. Sentarse en su barra y conversar con amigos, desconocidos o habitúes del lugar tales como Willy, el alemán-uruguayo, como el mismo afirma o el Zurdo, quien pasea por las mesas cantando canciones de Joaquín Sabina para hacer más memorable la velada mientras se degustan los clásicos sandwiches de miga cortados en triángulos o un rico brasero,nuestra parrillada, es una experiencia recomendable y a la vez inolvidable!
Montevideo cuenta con hermosos barrios residenciales tales como Pocitos o Carrasco. El primero también es un epicentro comercial donde además se encuentra una amplia oferta gastronómica, en el segundo se acaba de re inaugurar el Sofitel Hotel- Casino & Spa Carrasco. El imponente edificio fue inaugurado por primera vez en 1921. En la actualidad la cadena Sofitel ha logrado imprimir el estilo francés en todos sus espacios interiores fusionando un estilo moderno con lo clásico de la arquitectura edilicia. La oferta gastronómica es amplia y típica de un hotel cinco estrellas, es un desperdicio no visitarlo para quedar deslumbrado.
Como Sommelier tuve la suerte de visitar el XII Salón del Vino, que se llevó a cabo en las instalaciones del hipermercado Geant. En él, se podían degustar vinos de más de veinte bodegas de Uruguay y vinos de Argentina y Chile. Una propuesta interesante que me permitió descubrir vinos excelentemente logrados que han sido merecedores de premios internacionales. Muchas de las bodegas presentaron distintos tipos de Tannat (cepa emblema de Uruguay, el Tannat es a Uruguay como el Malbec a Argentina) sorprendentes, algunos Tannats jóvenes de consumo anual y otros complejos, aptos para una larga guarda.
También tuve la dicha de visitar dos bodegas cuyos productos me sorprendieron y atraparon. La primera fue Bodega Bouza, propiedad de Elisa y Juan Bouza, quienes hasta 1999 tuvieron una empresa de pastas frescas congeladas y que a partir del año 2000 decidieron volcarse al mundo del vino adquiriendo una bodega, la cual restauraron. El establecimiento queda a sólo 20 minutos del centro de Montevideo y ofrece una coqueta boutique en su Visitor’s Center además de un restaurante de primera abierto al público al mediodía con una carta gourmet, la cual se puede maridar con vinos de producción propia. El servicio del restaurante es impecable y una de sus Sommeliers, Adriana Bidegain (número 2 del país), orienta y aconseja a los comensales con solvencia y profesionalismo. Al recorrer la bodega bajo la guía de Cristina Santoro, encargada del área de turismo, pude descubrir el espíritu de equipo que impera en el lugar. La enología está a cargo del Dr. Eduardo Boido, quien realizó estudios en Francia y Estados Unidos, y diariamente supervisa, analiza y prueba muestras junto a Laura Barreiro, encargada de producción del establecimiento. La bodega posee viñedos en dos zonas distintas, Melilla y Las Violetas, cada una identificada con las letras A y B respectivamente. A su vez cada cuadro está identificado con un número. Por este motivo su línea de vinos «Parcela Única» están identificados con códigos tales como Tannat A8 o B12.
Los visitantes a la bodega quedan sorprendidos por la colección-museo de autos antiguos que posee Juan Bouza y la cual se puede disfrutar dentro del recorrido. Bodega Bouza tiene una producción de 120.000 botellas al año y exporta el 40% de su producción. En este momento han plantado 5 hectáreas en la falda del Cerro Pan de Azúcar en el departamento de Maldonado donde cultivan Pinot Noir y Riesling entre otras cepas, el viento vespertino proveniente del mar colabora con el crecimiento y la tipicidad de las cepas allí plantadas. También, Bouza cuenta con un sistema de trazabilidad de su producción que le permite seguir cada planta, parcela, tanque, barrica y finalmente botella al mínimo detalle asegurando la calidad de cada uno de los productos que ofrece en el mercado. Bodega Bouza tiene una línea de vinos clásicos con siete meses de paso por barricas de roble. Tuve la oportunidad de probar un delicioso Albariño 2012 con aromas a fruta que ofrece una frescura y acidez vibrantes en boca. Es un blanco persistente capaz de combinar un plato de pastas con salsa de quesos o unos ricos mariscos con vegetales grillados. De la misma línea, el blend de Tempranillo y Tannat ofrece aromas balsámicos tales como el mentol, fruta madura y untuosidad en boca capaz de limpiar un bocado de carne grasosa para continuar con el disfrute. La línea Premium está compuesta por los vinos «Parcela Única», el Tannat A8 2011 merece ser destacado por su complejidad aromática, su elegancia en boca y su persistencia gustativa. Un vino memorable para tomar sólo o acompañar ricos platos de carne de cordero braseada por ejemplo. Otro producto premium es el blend «Monte Vide Eu» (60% de Tannat, 20% de Merlot y 20% de Tempranillo) con una intensidad colorante alta, aromas a fruta cocida y caramelo y una boca con acidez presente y correcta, sus taninos redondos no agreden el paladar. Para el final de una velada, la bodega ofrece destilados de orujo de distintas uvas en coquetas botellas de origen italiano que acompañan muy bien un puro.
La segunda bodega que tuve la dicha de visitar fue Establecimiento Juanicó-Familia Deicas en el departamento de Canelones sobre la ruta nacional nro. 5. Esta bodega tiene una fuerte presencia a nivel nacional dada la amplitud de etiquetas que ofrece para distintos bolsillos, distintos consumidores y variados gustos. Su marca «Don Pascual» es reconocida en todo el territorio uruguayo y en mercados internacionales. De hecho, como parte de una estrategia de marketing, la marca se exportó antes de poder adquirirse en el país. Fui recibido por Diego Ruiz Díaz, guía enológico y Sommelier en el centro de visitas emplazado en una antigua sala de molienda reciclada y decorada con excelente gusto. Este espacio, el cual se puede alquilar para eventos privados o empresariales, invita a relajarse en los cómodos sillones y disfrutar los deliciosos vinos maridados con diversidad de quesos nacionales e importados. La visita comenzó con una completa charla con el ingeniero agrónomo Gustavo Blumeto quien destacó que sólo el 20% de la producción se exporta y comentó sobre los diversos viñedos que la bodega posee en Canelones, San José, Durazno y las distintas características de cada uno de sus suelos. Esta diversidad es la que han querido destacar en la línea «Atlántico Sur», todos Single Vineyards de una gama alta de precio.
Un detalle curioso que se puede observar en los viñedos de Canelones es el sistema de Lira (doble posibilidad de crecimiento dada la forma que se conduce la planta de vid similar al instrumento musical homónimo). La bodega conduce en forma de espaldero las gamas alta, roble y reserva. Durante la visita, la enóloga Adriana Gutiérrez comentó el trabajo conjunto que realiza con el asesoramiento de Paul Hobbs como consultor externo y durante el recorrido por la bodega, la zona de recepción de uvas, tanques, barricas y la planta de embotellado y despacho, Adriana enfatizó la trazabilidad que realizan mediante códigos de barras de cada una de las botellas allí elaboradas.
La visita concluyó con una degustación en la antigua sala de molienda de las líneas premium de sus vinos: comenzamos con el espumante Castelar Brut Reserve, elaborado con el método tradicional con uvas de Pinot Noir y Pinot Meunier. Este espumoso es untuoso con notas a levaduras y panificados tales como una brioche. En boca aporta una acidez y frescura chispeantes. De la línea Atlántico Sur tuve la suerte de probar el Sauvignon Blanc 2012 que presenta una tipicidad aromática interesante (notas a ruda y almizcle) y buen paso en boca, dejando una nota fresca y lista para seguir disfrutándolo. El Rosado de Tannat 2012, elaborado por sangría con Tannat fermentado en barricas impacta en boca por su cuerpo untuoso y persistente. Al abrirse, permite descubrir sorprendentes aromas a café, vino interesante y complejo…
Los últimos dos vinos tintos que disfruté me confirmaron el alto nivel que ha alcanzado la viticultura charrúa. El Familia Deicas Preludio Barrel Select, lote 89. 2007 de Canelones es un exquisito blend de Tannat, Merlot, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Petit Verdot y Marselan que reposa dos años y medio en barricas de roble francés y tiene el mismo tiempo de estiba en botella. Presenta aromas a frutas rojas cocidas y toques de vainilla, en boca es envolvente con un ataque dulce y taninos redondos. Este magnífico blend es ideal para acompañar comidas con salsas elaboradas y contundentes.
El broche de oro fue la degustación del Massimo Deicas. Tannat Cru. 2008, vino creado en homenaje al inmigrante italiano carpintero de oficio, quien comenzó la tradición Deicas en Uruguay. La aromática de frutas en compota, trazos herbales integrados con frutas secas es un ejemplo cabal de su alta complejidad de aromas. En boca es carnoso, corpulento de buena estructura, ideal para acompañar carnes asadas. No obstante, puede resultar una buena opción beberlo sólo con una compañía distendida, charla interesante mediante…
Indudablemente, Montevideo es una ciudad para disfrutar. Su gente, sus barrios, sus edificios, sus vinos y su gastronomía hacen de la experiencia una conjunción perfecta imposible de resistir…¡A tentarse se ha dicho!
Fernando Armesto es sommelier profesional bilingüe. Docente y graduado en la Escuela Argentina de Vinos (EAV) reparte su tiempo guiando catas en Inglés y Castellano en forma freelance para distintas bodegas. Ante cualquier consulta, podés contactarte con él a: fernandoarmestosommelier@sentiargentina.com