Adriana Figueroa, intendenta de Piedra del Águila, está convencida que la formación geológica que contiene gas y petróleo, representa una enorme oportunidad de desarrollo para la localidad neuquina.
Casi en silencio, al compás del murmullo suave del río, Piedra del Águila sigue creciendo. La historia de la ciudad que alberga unos 5.000 habitantes, comenzó en 1898, cuando se constituyó en un sitio trascendental como retaguardia de las tropas del Ejército que se encontraban en operaciones en la zona andina del Neuquén, y cuyo objetivo era afianzar la soberanía en aquellas regiones que se iban incorporando al Estado Argentino.
Hoy, como sentencia Figueroa, quien hace 25 años, llegó a la ciudad, para trabajar y formar una familia, “el desafío de la localidad, también es Vaca Muerta”. Es que jefa comunal está convencida que su ciudad, está llamada una vez más, a vivir un proceso de transformación en el que se generen nuevos puestos de trabajo en empresas que puedan proveer servicios al sector hidrocarburífero.
“Mi adorada ciudad, está estratégicamente ubicada y contiene los recursos humanos para afrontar esta nueva etapa. Somos un pueblo joven, con miles de chicos con inquietudes que buscan superarse, y que pueden formarse como los nuevos recursos humanos de una actividad económica imprescindible para la Argentina. Mi tarea es y será brindarles las herramientas para que puedan lograrlo”, afirmó exultante esta docente, madre de cuatro hijos.
Vaca Muerta es una formación geológica de 30.000 km², ubicada principalmente en la provincia de Neuquén que contiene gas y petróleo a más de 2.500 metros de profundidad. Su relevancia es tan significativa que con el desarrollo de una pequeña parte de esta formación podría cubrirse el déficit energético del país. Los estudios previos permiten saber que se podrán extraer al menos 16.6 miles de millones de barriles de petróleo, lo que significa multiplicar por diez las actuales reservas de la Argentina .