Según la UNESCO, el Patrimonio Intangible es “el conjunto de obras colectivas que emanan de una cultura y se basa en la tradición, se transmiten oralmente o mediante gestos y se modifican con el transcurso del tiempo a través de n proceso de recreación colectiva. Ejemplo de ellas son las tradiciones orales, las costumbres, las lenguas, la música, los bailes, los rituales, las fiestas, la medicina tradicional y la farmacopea, las artes culinarias y las artesanías.
¿Podría ser patrimonio intangible el juego de la Taba, el truco, la carrera de sortija?…¿Por qué revalorizarlas?. Si ponemos en valor un monumento, valoramos lugares históricos, porque no valorar nuestros juegos? Somos los argentinos, los primeros en ni siquiera ocuparnos del tema. ¿Cuanto de nuestros juegos, les contamos a nuestros hijos lo que significa y significaba por ejemplo “la taba”? Si debemos cuidar nuestros edificios emblemáticos porque son un valor cultural, ¿Cómo cuidamos algo tan intangible como la taba o el truco?
Casualmente transmitiéndolo y haciéndolo nuestro, amándolo, y sintiéndonos identificados con ello. ¿Por qué será que cuando vamos a un acto escolar nunca cantamos el himno y nos parece aburrido. ¿Por qué será que en casa nunca escuchamos el tango?, y si lo escuchamos es porque suena en alguna AM entre medio de noticias de actualidad. Pero sucede, que nos vamos del país y sentimos un tango y se nos “pianta un lagrimón” como diría Don Alfredo Le Pera en el tango, “Melodía de Arrabal”. O vamos a un evento deportivo y cantamos con orgullo el himno? ¿Qué nos pasa a los argentinos? ¿Tenemos argentinidad? Llegó el momento de ponernos la camiseta y buscar esas pequeñas cosas que debemos cuidar, somos responsables de cuidar nuestro patrimonio intangible.
Un filosofo dijo por ahí, “No cuidamos lo que no amamos y no amamos lo que no conocemos… “
Comencemos con la Taba: ¿Qué es la Taba?
La Taba es un hueso llamado astrágalo de vaca o carnero. Se dice que los griegos fueron los encargados de traerlos a España, y nuestros queridos antepasados conquistadores nos lo trajeron a América. Lo adoptaron Brasil, Uruguay y Argentina.
En nuestro país, se lo sigue usando para el juego, sobretodo en las zonas rurales.
Se marca la cancha sobre un rectángulo dividido en dos partes de 6mts cada uno por 2 mts de ancho. Se juega entre dos participantes, que cada uno elije el rectángulo. Se tira de un lado hacia el otro. Debe caer adentro como corresponde. El juego consiste en tirar al aire “la taba” (el astrágalo) y si cae en la parte lisa o cóncavo hacia arriba, es ganadora, y se la llama el lado “suerte”, sigue jugando. Si cae con la parte hueca hacia arriba, es perdedora y se la llama “culo” la debe dejar, para que la tire el otro jugador. El juego se pone interesante cuando la taba es “tramposa” ya que se le introducen cargas que solo conoce su dueño, el que la hizo… y corre con ventaja de saber como tirarla para ganar siempre… Y mucho más interesante, cuando se juega por “unos mangos” sino no tiene gracia. Cuando se pone fuerte -la apuesta es grande- ya interviene un veedor o juez, que es llamado “canchero”, al que se le da una “comisión o coima” por su participación y por ello es también llamado “coimero”. Y como todo juego que se transmite de generación en generación, antes de comenzar hay que refrescar las reglas… y se ponen de acuerdo los participantes en varias posibilidades, por ejemplo, ¿que pasa si se para de punta? Es “pinino” y eso es suerte!! De este juego se derivan el vocablo “mano cansada” que es cuando el jugador que tiró la taba, ganó por tres veces consecutivas, hay grandes probabilidades que cambie la suerte.
PONGAMOS EN VALOR NUESTRA IDENTIDAD, DEPENDE DE NOSOTROS.