Río Negro, con sus cambiantes paisajes, es uno de los pocos lugares de la Argentina donde el visitante puede combinar la nieve y la playa, la tranquilidad de las zonas rurales y el vértigo de la aventura, la naturaleza y la estructura de los centros urbanos.
Es una provincia plena, completa y accesible a turistas de todas partes del país y del mundo.
Dina Huapi, Bariloche, El Manso y El Bolsón con sus ambientes lacustres y su exuberante flora y fauna cordillerana, o las playas paradisíacas que ofrecen Playas Doradas, Las Grutas y San Antonio Oeste, así como también Viedma con El Cóndor y su acceso directo a la escénica ruta de la costa.
En la región de los valles, las propuestas de sitios naturales y culturales para conocer son numerosas. Allí, una amplia variedad de balnearios a orillas del río Negro y establecimientos de agroturismo ofrecen excelentes oportunidades para conocer sus actividades y disfrutar del aire libre.
Entre alamedas y viñedos, frutales y canales de riego, podemos encontrarnos con diferentes bodegas que en muchos casos permiten de una manera atractiva, reconocer el proceso productivo.
Al sur de la provincia, La estepa: en miles de kilómetros es la expresión inequívoca de la imagen patagónica, con paisajes místicos, la meseta de Somuncura, cuevas con pinturas rupestres, turismo rural, el tren Patagónico y la fauna autóctona patagónica.
En cada lugar, a los paisajes bañados de sol o barridos por el persistente viento patagónico se suma una oferta gastronómica que ofrece sabores patagónicos de la mejor calidad: trucha, ciervo, jabalí, foundues, salmón, dulces y conservas caseros, y mucho más.
La gran diversidad geográfica de Río Negro permite la práctica de todo tipo de deportes, desde los más tradicionales hasta los de aventura como parapente en las montañas o en las bardas valletanas, así como trekking y escalada, golf y pesca deportiva de las mejores especies en lagos, ríos y mar.
Río Negro constituye un escenario mágico y deslumbrante para vivir de punta a punta en cualquier época del año.