Ya se dio a conocer el programa de actividades del “Toreo de la Vincha”, una de las manifestaciones culturales y de fe más arraigada en el norte de la provincia, y una de las atracciones turísticas de mayor difusión fuera de las fronteras jujeñas, comenzó su cuenta regresiva. El programa de esta tradicional festividad que se realiza en la localidad de Casabindo cada 15 de agosto, en honor a la Virgen de la Asunción, fue presentado esta mañana por integrantes de las comisiones Pro Templo y del centro vecinal de la localidad norteña, con el acompañamiento de la directora de Turismo de Jujuy, Angelina Cerone. «Es una celebración especial que muchos devotos esperan por meses y que miles de los turistas extranjeros y de distintos puntos del país tienen presente en sus calendarios», señaló Cerone.
Su iglesia es enorme en comparación con la cantidad de habitantes que tiene el lugar. El inicio de su construcción se remonta a 1690, aunque casi todo el edificio actual data de 1722, cuando el Deán Gregorio Funes impulsó su concreción en plena Puna. El templo es una joya histórica y cultural que integra el rico patrimonio de la provincia. Su estructura se conserva tal como estaba a mediados del siglo XVIII. Posee una bóveda en forma de medio cañón y un campanario con una de sus campanas de bronce con el grabado del año de su fundición (1722). En su interior se atesoran las pinturas cuzqueñas de los Ángeles Arcabuceros. Por su importancia histórica y edilicia, así como por la congregación de multitudes que concurren todos los 15 de agosto, es llamada la «Catedral de la Puna». Allí se celebran las fiestas en honor a la Virgen de la Asunción y tras la misa central el cada vez más atrapante «Toreo de la Vincha», la única manifestación taurina que se realiza en nuestro país, aunque en ésta el toro no es sacrificado, sino un objeto que porta una vincha es sus cuernos que el torero debe arrancar para ofrendársela a la Virgen. Aunque el atractivo principal es el toreo, la celebración también se destaca por la danza de los samilantes, ataviados con plumas de suris, y las incansables bandas de sikuris, que llegan desde diferentes puntos de la provincia. Esto ha transformado a la festividad en un gran atractivo para los turistas, especialmente de origen extranjero, que llegan en gran número a esa localidad puneña.