Desandar los caminos de Villa La Angostura a caballo, es una de las mejores maneras de conocer y disfrutar cada rincón de este refugio de la naturaleza, en el que se besan y abrazan bosques, arroyos, cascadas, ríos, lagos y montañas.
La bella localidad cordillerana enamora con sus paisajes a turistas y residentes. Todos sus atractivos generan actividades para gozar en familia, y durante todo el año, como ser la cabalgata. Con la ayuda de los guías de la zona, los aventureros podrán desandar los bosques, atravesando fascinantes paisajes poblados de cascadas, miradores y cerros.
Para realizar esta experiencia no es necesario saber montar, una breve charla de capacitación es la dosis justa para galopar y disfrutar de un mágico paseo a caballo. En general las cabalgatas no tienen un grado de dificultad alto, por eso que no hay restricciones de edad y no es necesario tener determinada condición física, solo basta con tener ganas de pasar un momento inolvidable recorriendo entre senderos, los refugios más emblemáticos de esta aldea de montaña.
Las travesías pueden variar de dos a cuatro horas, dependiendo del destino de llegada, que pueden ser dos diferentes. El primero, de dos horas, recorre a través de senderos, 1.200 metros del imponente bosque, pasando el arroyo Las Piedritas y lomas del Correntoso, hasta llegar al mirador del Cerro Belvedere, y descansar gozando del paisaje con vista al lago.
El Cerro Inacayal, con su mirador y su cascada, es otro de los paseos que se puede hacer a caballo, en los que se vive a pleno una adrenalina generada por ésta experiencia. Con un recorrido de un poco más de tres horas, los aventureros podrán recorrer entre senderos por encima de la montaña, hasta llegar al mirador, donde se compartirán mates y chocolate caliente, dependiendo del clima y de sus preferencias. Dejarán sus caballos descansando en el mirador, para luego hacer 15 minutos de trekking hasta la Cascada Inacayal, y así poder observar un atractivo más con una sola actividad.
“Subir al mirador con el aire fresco en la cara, bien abrigada, cabalgando alto con la nieve, disfrutando del paisaje pintando de blanco, fue una de las mejores experiencias que tuve en mi vida y sin dudas, la volvería a hacer. Llegar y disfrutar de un chocolate caliente dentro del bosque, y con vista al paisaje, realmente es algo único y que me llenó de alegría por haberlo disfrutado con mis hijitos”, expresó María Fernanda, de Córdoba capital, quién año tras año visita junto a su familia la localidad.
En el transcurso de la excursión el guía explicará acerca de la variada vegetación de la zona, los senderos por los que se transitan y llevará a sus visitantes a recorrer diferentes circuitos entre la ida y la vuelta al atractivo, bordeando arroyos, desandando los bosques, y respirando el aire puro de la cordillera, hasta llegar a la cima de la montaña que permite contemplar la vista del maravilloso Jardín de la Patagonia.