Las costumbres y la sabiduría de las comunidades originarias se hacen presentes en un escenario coronado por la inmensidad. Años de convivencia armónica permiten conocer un ambiente donde hombre y naturaleza se encuentran en cada rincón haciendo de ésta una experiencia inolvidable.

Llegar al Impenetrable es adentrarse en lo más profundo del Chaco. Accediendo desde Juan José Castelli, una variada gama de verdes se mezclan, las sensaciones aumentan a medida que uno se hunde en ese refugio natural y poco a poco se descubre por qué lo llaman santuario.

Al dirigirse a la comunidad Qom más cercana, las mujeres reciben a los viajeros con sus artesanías, mientras los niños y niñas sonríen pícaramente y llevan hacia los panales en los que los mayores trabajan. El tiempo va pasando y se hace difícil la despedida, aunque el entusiasmo por continuar motoriza a los visitantes.

Se continúa la travesía en camioneta hasta donde el guía indica que se debe bajar y caminar. Entre grandes árboles, tupidas plantas y un centenar de coloridas mariposas, se llega hasta una comunidad Wichí. Dispuestos al encuentro, éstos reciben a los visitantes, comparten su forma de trabajo, sus herramientas y la manera en que se convierten en uno con la naturaleza, dejando claro por qué son los señores indiscutidos de estos pagos. Las mujeres muestran cómo trabajan el chaguar, una planta similar al aloe vera que extraen del monte, a la que machacan y utilizan para tejer diferentes objetos.

Adornos, carteras en chaguar y esculturas en palo santo que perfuman el equipaje son algunos de los recuerdos que se traen del viaje. Es emocionante la sorpresa y el respeto que se siente ante estos habitantes legendarios que supieron conservar sus tradiciones a través del tiempo. Lo más importante: llevarse a casa algo de esa energía en equilibrio con la tierra.

A la provincia del Chaco se llega en avión, al Aeropuerto Internacional Resistencia, en ómnibus o en auto, por la ruta nacional Nº 11 o la ruta nacional Nº 16.