Seguimos recorriendo la historia. Continuando por la Peatonal Congreso, te encontrarás con una serie de museos.
Hoy, del edificio se destacan sus techos coloniales cubiertos por tejas españolas. El Museo era un punto de encuentro de la sociedad tucumana; lo llamaban la “casa de las 100 puertas” porque ese era el número real de puertas que tenía y, curiosamente, carecía de ventanas.
El 7 de Julio de 1976, por Ley 4.500, fue creado el Museo Histórico Provincial Presidente Nicolás Avellaneda. En su interior, su rico patrimonio está compuesto sobre todo por materiales arqueológicos rescatados de “Ibatín”, el sitio original de la fundación de Tucumán, a unos 50 km al sudoeste de la actual metrópoli. Asimismo se expone una colección de retratos de los gobernadores provinciales realizada en carbonilla por Lola Mora. Cuenta con varias salas permanentes y temporarias. Además posee iconografía, libros y documentos históricos. Uno de los acervos más prestigiosos es la Jarra de Ibatín, del siglo XVII, encontrada cerca de Monteros, totalmente realizada en plata fundida y repujada. También hay una sala destinada a las guerras civiles con el vestuario, armas e imaginería de su tiempo.
Podrás visitar el Museo Histórico Provincial Nicolás Avellaneda de lunes a viernes de 9:00 a 12:30hs y de 16:00 a 20hs; y los sábados y domingos de 16 a 20 hs. Su entrada gratuita y te atenderán amablemente.
En su interior se conserva una valiosa colección de pintura, platería y ornamentos en su mayoría donados por tradicionales familias de la provincia. Se destacan los antiguos óleos de la Virgen del Rosario y de San Pablo, así como los documentos conservados desde la primera fundación de la ciudad en 1565 en Ibatín.
Horario: De lunes a viernes de 9 a 14hs. Costo de la entrada: $5.- y menores de 12 años no pagan.
2) Sociedad Sarmiento: Peatonal Congreso 65. Frente al Museo Histórico Provincial Nicolás Avellaneda. Su emplazamiento nos habla de la relevancia de esta institución en la comunidad tucumana, sus alrededores constituyen un centro de reunión y prestigio históricamente. Fue fundada el 25 de julio de 1882 con el nombre de Ateneo de la Provincia, por iniciativa de un grupo de jóvenes estudiosos tucumanos encabezado por el Dr. José R. Fierro.
Con los años sería el germen de la creación de la Universidad Nacional de Tucumán. Poco después, cambiarían su nombre por el de Sociedad Sarmiento, en homenaje al ilustre educador. Inicialmente se constituye como una sociedad puramente literaria, pero más adelante va ampliando sus objetivos hasta convertirse en un centro donde confluirán todos los conocimientos, ideas y tendencias imperantes en la filosofía, las letras, las ciencias y las artes.
La creación de esta Sociedad marca un hito importante en la cultura tucumana, ya que rompe el aislamiento en el que se hallaba la provincia, insertándola así en el contexto histórico nacional, conocido como el período de la “generación del 80”. Hacia 1883, se suma la fundación de una biblioteca pública, la primera en Tucumán y cuya labor se proyecta hasta nuestros días, llamándose Biblioteca Sarmiento.
El edificio, de dos plantas data del año 1906 y responde a un proyecto del Ingeniero Domingo Selva. En la fachada se ve con más fuerza el uso de un doble lenguaje: “académico”, por la simetría y ordenamiento de las pilastras y el pretil más alto. “Secesión” tanto en las ménsulas y rejas de hierro de los balcones como en la ornamentación de los elementos estructurales. Los espacios más importantes son las salas de lectura y conferencias que se sitúan en la parte posterior del edificio. En 1977, es remodelado pero sin afectar su planteo arquitectónico original, incorporándose una pequeña sala de conferencias. Al lenguaje académico se le superponen elementos decorativos secesión vienesa, tales como mascarones de clave en puertas y ventanas, y los artefactos de iluminación de notable belleza formal.
Horarios de vista: La biblioteca puede ser consultada de lunes a viernes hasta el mediodía.
Es el símbolo por excelencia de La Nación Argentina. Todos los 9 de Julio, San Miguel de Tucumán se convierte en la capital del país por un día. La tradición afirma que Doña Francisca cedió la casa para que se realizara las sesiones del Congreso General Constituyente de 1819. A partir de 1870 la casa sufrió múltiples modificaciones, hasta llegar a nuestros días. Fue en base a fotografías antiguas que el Arquitecto Buschiazzo, la reconstruye en 1943. Lo único que permaneció original fue el Salón de la Jura. Detenerse en los monumentales sobrerelieves realizados por la escultora Tucumana Lola Mora, es una experiencia única; éstos representan La Revolución de Mayo de 1810 y la Declaración de la Independencia de 1816.
Es imposible no imaginarte como deben haber sido los acontecimientos para esos tiempos. Es el emblema de Tucumán.
Horarios de visitas: todos los días de 10 a 18 hs. Del 10 al 31 de julio: todos los días de 9 a 19 hs. Permanece cerrado: 8 de julio y 9 de julio por la mañana (por Acto Central de la Independencia).
Aquí finaliza el recorrido del Casco Histórico, que te llevará “día completo”.Podrás combinar con la entrada a los museos, si es de tu interés conocer más de la historia tucumana, y dispones de mas tiempo.
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Fotos: Ricardo Seronero/Municipalidad de San Miguel de Tucumán.